Muchas
personas dividen su vida en dos momentos: antes y después de haberse
tomado un café. La idea de empezar el día sin un buen chute de cafeína
parece algo totalmente kafkiano para un 63% de los españoles mayores de
15 años –unos 22 millones de personas– que aseguran consumir al menos
una taza de café al día, tal y como indica el último informe sobre los
'Hábitos de Consumo de Café en España' realizado por la cadena Café
& Té.
También queda resuelta la eterna pregunta de si café o té:
el 56% prefieren un buen chute del primero frente a un 3% que optan por
la clásica infusión en cualquiera de sus variedades. Necesitamos
espabilarnos a primera hora de la mañana –cuando no varias veces más a
lo largo del día– y consumimos café como posesos para poder mantenernos
en pie y aguantar la jornada.
“Sin embargo, lo más
probable es que nunca te hayas planteado en qué medida esta bebida
puede afectar a casi todo el cuerpo (desde los ojos hasta los
intestinos) en cuestión de minutos”, sugiere Molly Triffin en Yahoo.
Ya seas fanático del café con leche, el solo o el cortado, te guste más
tomarlo en casa, en la oficina o en el bar de la esquina, así es como
afecta tu café diario inmediatamente después de haberlo tomado, y algunas de las consecuencias son de lo más sorprendentes.

Ojos
La
cafeína provoca que el sistema nervioso simpático –el que regula la
actividad inconsciente del cuerpo– se active. “Estimula los receptores
del cerebro que hacen que el cuerpo se acelere y produzca más
adrenalina”, explica la cardióloga Nieca Goldberg.
¿Esto
en qué se traduce? En una visión más aguda. ¿Nunca has sentido que tras
una taza de café enfocas mejor? Pues es real. Al dar un trago nuestras pupilas se dilatan ligeramente. Algo prácticamente imperceptible de ver en un espejo pero que nos ayuda a ver con mayor claridad.
Dientes
Ya,
el café amarillea la dentadura, lo sabemos. Pero cuidado con los mitos
porque resulta que una dosis diaria también tiene un efecto positivo en
nuestra sonrisa: “El café contiene una buena cantidad de polifenoles,
micronutrientes que han demostrado ser eficaces a la hora de acabar con
la placa y las bacterias”, comenta el dentista neoyorquino Keith Arbeitman.
Ahora bien, hablamos del café solo no de la leche, el azúcar o lo que
sea que decidas añadirle, que acaban al momento con estos beneficios
y nos dejan al descubierto ante las caries. Lo que ocurre es que los
polifenoles disuelven la placa, genial, pero a continuación “la leche o
el azúcar acceden fácilmente a las zonas más profundas de los dientes”,
señala el experto.
Cerebro
No estabas equivocado, el café te ayuda a estar en forma para afrontar los intensos quehaceres diarios. Según el doctor Marc Leavey,
si tenemos que enfrentarnos a una larga jornada laboral llena de
actividad y entregas urgentes, una taza de café parece la mejor opción
porque nos ayuda a estar mentalmente alerta apenas 30 minutos después de
haberlo consumido: “La cafeína es un estimulante y hay evidencias
científicas que demuestran que puede aumentar el funcionamiento mental y
fortalecer nuestra capacidad de concentración”.
El cerebro funciona mediante el envío de neurotransmisores a través de las sinapsis gracias a la cual somos capaces de pensar.
La cafeína es un compuesto psicoactivo que modula a estos
neurotransmisores y les permite operar de manera más eficiente ayudando
al cerebro a procesar mejor los mensajes que recibimos o emitimos.
La
idea de empezar el día sin un buen chute de cafeína parece algo
totalmente kafkiano para un 63% de los españoles mayores de 15 años
“Cuando se usa con moderación,
el café nos aporta una ventaja. Empezamos a sentirnos mentalmente más
despiertos unos 30 minutos después de tomarlo, aunque estos efectos
desaparecen a las pocas horas”, comenta Leavey. Pero ojo, no te pases de
cantidad –no debes superar los 550 miligramos al día– porque el exceso
de cafeína puede sobrecargar el sistema y sabotear esa capacidad de
concentración haciéndonos sentir nerviosos y ansiosos.
Corazón
Está
claro. Uno de los efectos físicos más inmediatos del consumo de café es
en el ritmo cardíaco. La cafeína aumenta la sensibilidad de las vías
neurales haciendo que los impulsos eléctricos responsables del sistema cardiovascular
se aceleren. Y esto ocurre mucho más rápido de lo que crees. Para que
te hagas una idea, unos 15 minutos después de beber una taza, la cafeína
comienza a elevar el pulso y la presión arterial entre un 10% y un 15%.
Claro
que sus efectos dependen también de nuestro peso, altura, tamaño y
salud. Para la mayoría de las personas tomar alrededor de dos cafés al
día no es peligroso, pero sí puede serlo para aquellas con problemas de
corazón, presión arterial alta o taquicardias. “Cabe la posibilidad de que aumente la actividad cardiovascular hasta provocar un ataque al corazón”, alerta el doctor Leavey.

Estómago
La
cafeína activa los receptores del estómago aumentando alrededor de un
10%-15% la producción de secreciones gástricas. No parece mucho, pero
este incremento en los niveles de ácido ayuda a digerir más rápido la
comida, de ahí que sea tan universalemente común tomarnos un café
después de comer.
Pero no todo es un mundo de
maravillas y bienestar físico y mental. La cara B de la relación del
café con el estómago se traduce en calambres, reflujo y acidez estomacal.
“La cafeína relaja el esfínter, el conjunto de músculos situados en la
base del esófago que actúa como puerta para mantener los alimentos
dentro del estómago. Así, el café puede provocar que el bolo alimenticio
regrese hacia atrás volviendo al esófago”, explica Goldberg.
Intestinos
En
ocasiones, ocurre que tras tomarnos una taza tenemos que ir
urgentemente al baño. “La cafeína estimula el intestino haciéndole
trabajar mucho más duro y más rápido”, explica Leavey: “Pero la materia
fecal tiene que permanecer en las entrañas durante un cierto
período de tiempo con el fin de convertirse en un sólido. Si se mueve
demasiado rápido, emergerá antes y en forma líquida en lo que se
denomina como el Síndrome del Intestino Irritable”. Como versa el dicho,
'café y cigarro...'.
Vejiga
Habrás notado que tus ganas de miccionar
aumentan. Esto se debe a que el café es diurético: su consumo hace que
se envíe más agua a través de los túbulos renales aumentando la
producción de orina. Pero, aunque se cree que esto se debe a la cafeína,
estos efectos diuréticos también se dan cuando tomamos descafeinado.
“El café contiene otros compuestos estimulantes, incluyendo moléculas
similares a los esteroides, que fisiológicamente estimulan los
intestinos y la vejiga”, añade Leavey.
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